El Valladolid es de primera, las calles llenas de gente, todo cerrado, nada abierto, es fiesta aquí. Gente mojándose en una fuente. Creo que hemos ganado una guerra de la que nunca tuve constancia, creo que hoy fuimos padres de un bebé que no recuerdo haber concebido.
Libros, libros, libros. Hojas manchadas de tinta. Las calles son un libro abierto y yo soy una consonante más en esta página que no acabaste de leer.
Los venden para niños, con bonitas cubiertas y coloridos colores; los venden pequeños, enanos, miniaturas para poner en la casa de muñecas que tu madre siempre quiso pero nunca se pudo permitir; los venden al peso, usados, manchados, descatalogados; los venden y no los venden, los regalan, en la foto quedan bien.
¿Cuál fue el último libro que compraste? ¿Cuál fue el último libro que leíste?
Y aquí no hay rosas. El sábado una mujer sudamericana me ofrecía una rosa. A un euro imagino. No gracias. ¿Acaso no tienen una forma mejor de ganarse la vida? Se aleja entre la multitud de una calle llena de jóvenes, comida y alcohol. Imagino que no.
Libros y rosas. Libros. Espacios en blanco. Multitud. Feria de abril. Calor. Las primeras picaduras de mosquitos. Un bonsai muerto. Los peces aún vivos. Cuatro virus en el ordenador.
El lunes fue 23 de abril. No compré ningún libro. No leí ningún libro. No salí de casa. No hice otra cosa que hacer lo que debía y no debía de hacer. Pero imagino que ese día no hubiera diferido mucho de lo que a través de mi ventana y desde el Camino del Cementerio puedo llegar a ver.
P.D: Esta entrada ha surgido como un comentario a la última entrada del blog de Bruixot... la verdad es que no tenía pensado escribir nada hoy... cosas de la vida.
Etiquetas: pensamientos
uuy uyyyyyyyyyyyy que problem. Tenes la cabeza cerrada hombre a abrirla. deseo leer mas abrí esa MENTE ingeniosa vale